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Y extendió algo semejante a una mano y me tomó por un mechón de mi cabello; y el Espíritu me alzó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, a la entrada de la puerta(A) que mira al norte del atrio interior, allí donde estaba la morada del ídolo de los celos que provoca los celos(B). La gloria del Dios de Israel estaba allí, como la visión que yo había visto en la llanura(C).

Y Dios me dijo: «Hijo de hombre, levanta ahora tus ojos(D) hacia el norte». Y levanté mis ojos hacia el norte, y vi que al norte de la puerta del altar, a la entrada estaba el ídolo de los celos(E).

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